La historia de Margarita Lotti, como en realidad se llamaba la santa, es bastante trágica. Fue hija única y desde pequeña le pidió a sus padres ingresar en un convento pero estos le obligaron a casarse con apenas 14 años con Paolo di Fernando di Mancino. Este hombre resultó ser violento y cruel, Margarita fue constantemente maltratada y humillada durante los 18 años que duró el matrimonio. También tuvieron dos hijos que heredaron la actitud violenta del padre. La santa le rogaba a Dios que cambiara la actitud de su marido y sus dos hijos. Sus oraciones dieron fruto y se tranquilizaron pero al poco tiempo su esposo fue asesinado y sus hijos murieron a causa de la peste.
Una vez viuda y sin hijos, Margarita intentó ingresar en un convento pero era rechazada por no ser soltera ni virgen. Finalmente fue aceptada en el Convento agustino de Cascia donde se hizo muy reconocida por la eficiencia de sus plegarias. Su milagro más famoso es el de la rosas, cuenta que durante la visita de su prima, la santa le pidió que fuera a coger una rosa del jardín del convento y a pesar de ser pleno invierno encontró la rosa. Desde entonces se la consideró la patrona de lo imposible y las rosas son su símbolo.
El origen del popular dicho comienza cuando una doncella poco agraciada le pidió un “imposible”: encontrar un hombre que se casara con ella y la quisiera. La santa le concedió el deseo a la joven que pronto encontró un novio, pero este finalmente rompió el compromiso con la doncella que le recriminó a la santa: ¡Santa Rita, Santa Rita, lo que se da no se quita!
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