La caja negra de un avión es un dispositivo de seguridad que se utiliza para almacenar datos relevantes acerca de un vuelo, así como la grabación de sonido de todo lo ocurrido en la cabina del avión, generalmente, durante las últimas dos horas de vuelo.
Este dispositivo se empezó a utilizar en aviación a finales de la década de 1950, y desde entonces ha evolucionado hasta tal punto que una caja negra es capaz de soportar fuego a 1.100 grados de temperatura; un impacto cuya fuerza equivale a 3.500 kilos y resistir altas presiones, incluso bajo el mar. Todo ello es posible gracias a tres tipos de recubrimientos distintos, de gran resistencia al calor, presión e impactos, que recubren los componentes electrónicos que registran las grabaciones. Además, se suele colocar en la cola del avión, dado que, en teoría, es la parte más segura de las aeronaves.
El color naranja es característico en estos dispositivos de seguridad, ya que, en caso de accidente, se pueden localizar mucho más rápido visualmente en tierra o mar.
Si son de color naranja, ¿por qué se les llama cajas negras?
Los expertos no consiguen ponerse de acuerdo al intentar determinar el porqué de esta cuestión. Por una parte, se cree estos aparatos reciben el nombre de cajas negras porque las primeras unidades desarrolladas estaban pintadas de color negro. Por otro lado, se piensa que reciben este oscuro y triste nombre porque, al fin y al cabo, las cajas negras almacenan datos cruciales sobre vuelos que, generalmente, sólo son analizados en casos de graves accidentes.
Las cajas negras disponen también de un dispositivo de localización que emite señales a los equipos de rescate para averiguar rápidamente donde se sitúa el aparato siniestrado.
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