El motivo es sencillo: el flash.
Este curioso efecto se produce cuando una gran cantidad de luz llega a nuestros ojos de manera repentina, es decir, el flash, que se suele utilizar cuando no hay la cantidad de luz adecuada para nuestra fotografía. En esta situación, las pupilas de nuestros ojos permanecen más dilatadas, debido a la poca intensidad lumínica del lugar.
Justo cuando disparamos el flash, nuestras pupilas están demasiado dilatadas para recibir esa gran intensidad de luz de golpe. La luz llega a nuestra retina e ilumina los vasos sanguíneos de nuestros ojos. Como la retina sigue tan dilatada, podemos observar el color rojo de la sangre que circula por ellos.
Y esta es la explicación al hecho de que parezcamos murciélagos en las fotos 😉
¿Cómo evitar los ojos rojos en las fotografías?
Es bueno saber que los ojos rojos solo son vistos desde donde está situado el flash. Es decir, si colocamos el flash en un lado, y la cámara en otra posicion, los ojos rojos se pueden evitar.
Aún así, en la actualidad disponemos de numerosos programas informáticos que retocan automáticamente este defecto, como es el famoso Photoshop o cualquier programa de retoque a nivel doméstico.
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