Estamos más que acostumbrados a escuchar eso de “hay que dormir como mínimo ocho horas para descansar bien”, pero ¿y si en realidad esto no fuera cierto? ¿hay otras alternativas? El consejo de dormir ocho horas diarias ha tomado la categoría de mito para muchos científicos investigadores del sueño.
Ya en la década de los 90 el psiquiatra Thames Wehr realizó un estudio que consistía en dejar a oscuras a un grupo de personas 14 horas diarias durante un mes. El resultado fue que los sujetos adquirieron un patrón de sueño muy diferente al de las ocho típicas horas, este patrón consistía en dormir cuatro horas, despertarse durante una o dos horas y volver a dormir otras cuatro. A este patrón de sueño se le llama el “sueño bifásico” y fue el más común hasta la llegada de la luz artificial. Roger Ekirch, historiador del sueño en la Universidad de Virginia explicó que “antes los humanos dormían en dos bloques de cuatro horas, separados por un periodo de vigilia en mitad de la noche”.
Durante ese tiempo las personas eran bastante activas, rezaban, escribían, leían, fumaban, realizaban diversas tareas domésticas, hablaban con sus parejas, tenían relaciones sexuales e incluso visitaban a sus vecinos antes de volver a dormir. Pero conforme se extendió el uso de la luz eléctrica allá por finales del siglo XVII, el sueño bifásico se fue olvidando quedando en 1920 totalmente olvidado. Ekirch está convencido de que “mucha gente lo llama insomnio pero no son más que distintas formas de dormir”.
Al igual que las personas somos diferentes entre sí, nuestros patrones de sueño también pueden serlo pero por costumbre siempre tendemos hacia el monofásico (ocho horas seguidas). Algunas personas necesitan dormir más y otras menos. Así, diferentes estudios han desarrollado tres patrones de sueño además del monofásico y el bifásico:
- Dymaxion: está basado en el arquitecto Buckminster Fuller que dormía cuatro siestas de 30 minutos cada seis horas. Dormir tan solo dos horas diarias le permitió dejar una abundante obra.
- Uberman: Pure Doxyk, investigadora del sueño polifásico, creó un patrón de sueño que se trataba de dormir cada cuatro horas siestas de entre 20 y 30 minutos, lo que daba lugar a seis siestas a lo largo del día.
- Everyman: Pure Doxyk creó otro patrón más, esta vez basado en un sueño de tres horas al día y tres siestas de 20 minutos. La investigadora dice que este patrón es una versión mejorada del Uberman ya que permite gestionar mejor el tiempo a lo largo del día. Muchas grandes personalidades de la historia, caracterizadas por su productividad, seguían agendas de sueño polifásicas (con varias fases de sueño). Leonardo Da Vinci, Thomas Edison, Margaret Tatcher o Nikola Tesla son solo unos ejemplos, todos ellos dormían como mucho cuatro horas por las noches pero echaban pequeñas siestas durante el día.
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