Ya en la antigua Grecia, los matemáticos comenzaron a estudiar, de forma científica, el porqué de la belleza de nuestros rasgos físicos, creando unos cánones de belleza relacionados con la sección áurea y el número fi.
En pleno siglo XXI, un grupo de investigadores de California (Estados Unidos) ha desarrollado la llamada Marquardt Beauty Analysis, una investigación que revela cómo han de ser los rasgos faciales de las personas para que estas sean más guapas. El secreto está en asemejarse lo máximo posible a esta plantilla que Marquardt ha elaborado en base a determinados cálculos geométricos.
Estas conclusiones adquieren gran importancia si las aplicamos en el mundo de la publicidad, donde las fotografías son, ante todo, herramientas de marketing. Cuanto más se ajuste la cara de las modelos a esta plantilla, mejor será la sensación que nos causará al ver la imagen. De ahí que se utilice demasiado el conocido Photoshop.
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