A lo largo de nuestra vida, seguro que casi todos nosotros (por no decir todos) hemos tenido que pasar por una ruptura amorosa y, como norma general, atravesamos entonces una etapa en el cual nos sentimos tristes, decaídos, sin ganas de hacer nada, con problemas de sueño, sin apetito o con demasiada hambre,… ¡Pero que os voy a contar que no sepáis!
La duración e intensidad dependerá del tiempo que hayamos estado junto a la otra persona y de determinadas características propias de cada uno pero… ¿A qué se debe ese estado? “¡Hombre! ¡Pues a que te ha dejado el/la churri! Vaya preguntas tienes…” Sí, de acuerdo, pero… ¿por qué reaccionamos así ante esa situación y no, simplemente, buscamos a otra persona o disfrutamos de una nueva etapa en nuestra vida?
Dentro del conductismo (una corriente psicológica), se encuentra una teoría muy interesante que pretende responder a esta pregunta y que nos gustaría compartir con vosotros. Según dicha teoría, nuestra pareja nos provocaría una serie de emociones positivas (como la alegría) y a la vez, nuestro cuerpo lo intenta contrarrestar a través de la aparición de emociones contrarias (emociones negativas en este caso, como la tristeza). Esto se debe a que el cuerpo tiende al “aburrimiento”, o dicho de otra forma más técnica, a la homeostasis (o equilibrio) afectiva. Para nuestro organismo es mucho más soportable encontrarse durante la vida diaria en estados de felicidad o tristeza relativa, que llegar a emociones extremas, por cambios adaptativos a las situaciones que se desencadenan en el cuerpo.
Volviendo a la teoría, cuando la pareja nos abandona, se llevaría consigo las emociones positivas que nos provoca, y se mantendrían las emociones negativas desencadenadas por el organismo para buscar el equilibrio. Así, solo quedarían las emociones como la tristeza, que es lo que se va experimentando durante un tiempo.
Tanto para surgir como para desvanecerse, las reacciones afectivas contrarias automáticas son más lentas que las desencadenadas por nuestro/a novio/a. Es por ello que al comienzo de la relación vivimos en una nube, después de un tiempo nos habituamos a esa persona y finalmente, cuando se rompe la relación, sentimos las emociones negativas.
La teoría a la que nos referimos se llama Teoría del proceso oponente (propuesta por Solomon y Corbit en 1974) y da explicación a las reacciones emocionales que se producen cuando deja de presentarse un estímulo, es decir, cuando algo o alguien que nos provoca algún tipo de emoción, desaparece.
¿Qué os ha parecido la explicación que da esta teoría? ¿Os gustaría que publicásemos más explicaciones curiosas de aspectos cotidianos a partir de ella? ¡Esperamos vuestros comentarios y valoraciones!
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