Tanto si tienes perro como si no, seguro que has visto alguna vez en tu vida la típica escena de dos perros olfateándose el trasero, parece una acción desagradable y poco higiénica pero es absolutamente necesaria para la socialización entre estos animales. Pero… ¿por qué lo hacen?
Lo primero a tener en cuenta es que los perros tienen un olfato entre 10.000 y 100.000 veces más sensible que el humano. Y que la acción de olfatearse el trasero no es equivalente a nuestro saludo humano, pues en ella actúan muchos más factores.
Cuando dos canes se encuentran comienza una comunicación química. En el trasero se encuentra la información más importante que indica las características de dicho perro. Esta comunicación tiene una gran complejidad. Gracias a este olfateo pueden conocer cosas como el género, el estado emocional, la agresividad y la dieta. Los químicos que aportan esta información están producidos por dos bolsas llamadas sacos anales. Las dos responsables se llaman glándula sudorípara apocrina y glándula sebácea. Estos mensajes químicos se procesan con el sistema olfativo auxiliar llamado órgano de Jacobson, un órgano específico para la comunicación química.
Por eso cuando un dueño aparta a su perro y corta la acción de olfatearse el trasero, está impidiendo que ambos perros conozcan sus respectivas características y comiencen la interacción social. Es como cuando tus padres no te dejaban ir a casa de un compañero de clase. ¿A que fastidiaba?
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